Así que, no se preocupen por el día de mañana… Mateo 6:34
Todos queremos sentirnos protegidos y seguros, y todos tenemos la capacidad de amar y de cuidar a los demás, pero no siempre lo hacemos.
Vivimos angustiados por el peso de las preocupaciones y tensiones diarias. Nuestras ansiedades nos consumen, y ninguna pastilla, tableta o inyección logra remediar nuestras penas.
Dado que nuestras preocupaciones y ansiedades están conectadas a nuestra mente y corazón, sólo una persona que conoce nuestra mente y corazón puede curar nuestras penas.
En nuestra vida espiritual, los sufrimientos pueden hacernos dudar del amor de Dios y la protección que él promete darnos. Nuestras ansiedades pueden incluso debilitar nuestra fe y nuestro deseo de confiar en Dios.
¿Qué hacer? Jesucristo nos dice: “No se angustien por el mañana”. Estas palabras nos urgen a tener confianza en su amor. No sabemos lo que el futuro traerá. Sólo Dios lo sabe. Es por ello que él nos invita a ocuparnos sólo del hoy.
No nos preocupemos por comida, vestimenta o casa, porque Dios conoce nuestras necesidades y él las saciará. El apóstol Pablo lo explica muy bien: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias” (Filipenses 4:6).
ORACIÓN: Padre celestial, líbranos de nuestras preocupaciones y temores, y concédenos el consuelo de tu Espíritu Santo. Amén.
Biografía del autor: Esta devoción fue escrita por el Rev. E. Eben Titus, pastor luterano que ha servido en la India por más de 25 años.
Publicado originalmente en Paraelcamino.com
© Copyright 2018 Cristo Para Todas Las Naciones